Rarámuri buscan apoyo para cambiar el panorama de su comunidad
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Rarámuri buscan apoyo para cambiar el panorama de su comunidad
12/04/16
Por: Florencia González-Guerra García
"Ellos no pedirán enséñame química, física o la raíz cuadrada, ellos dirán mi realidad es ésta, colócala al centro de mi educación para que responda a mis necesidades", comenta Óscar Hernández, coordinador del Programa de Interculturalidad Indígena del Centro de Investigación y Formación Social (CIFS-ITESO), con proyectos principalmente educativos en los territorios wixárika (Jalisco), rarámuri (Chihuahua) y ayuuk (Oaxaca).
Las comunidades rarámuri no encontraron en la educación tradicional las respuestas a sus problemas, por lo que buscaron apoyo en instituciones alternativas a las que se ofrecen en la región. Solicitaron al ITESO a través de Oscar Hernández y Francisco Morfín, jefe del Departamento de Psicología, Educación y Salud, impartir la maestría en Educación y Gestión del Conocimiento. La primera generación que inició en el 2013 están próximos a concluir sus estudios éste verano.
Las autoridades rarámuri preocupadas por solucionar las necesidades de su comunidad, contactaron con Ciné, una de las ONGs que se encarga de trabajar en la Sierra Tarahumara, la cual, atiende conflictos a través de proyectos de inclusión. Ésta organización trabaja con el ITESO desde hace 15 años, pero vieron en esta iniciativa una nueva oportunidad de incidir en la educación de los rarámuri.
Hernández explica que la educación tradicional para ellos, es un sinsentido, al no ofrecer soluciones a los problemas que se presentan en la comunidad, ellos buscan una educación que les permita continuar con el cuidado de la tierra y un mejor aprovechamiento, las bases para la defensa del territorio y la labor de mantener a su familia en la comunidad, ya que, hay pocas oportunidades para los jóvenes rarámuri. Como consecuencia, corren el riesgo de encontrarse con uno de los mayores peligros de México, el narcotráfico.
El primer paso fue buscar agentes locales que trabajan en la tierra, personas comprometidas, maestras, promotores o trabajadoras de alguna iniciativa en la región. Los requisitos consistían en comprometerse con la comunidad y tener una licenciatura.
Se integró un grupo heterogéneo de mestizos y tarahumaras, los únicos requisitos eran tener una licenciatura y contar con acceso a Internet, una de las mayores pruebas en 2013. Se inscribieron 22 alumnos, diez rarámuri y doce mestizos.
"Hay una falsa suposición de que los indígenas no cuentan con profesionales, pero sucede que sí hay, por lo menos la licenciatura. No siempre con una formación de calidad, aunque rarámuri con licenciatura son muchos y con aspiración a maestría, también, pero que tuvieran la condición de acceso a Internet y posibilidades de asistir a las reuniones, es otra cosa", aclara el académico del CIFS.
Para Hernández, esta experiencia demostró para el ITESO y las universidades, que el proceso de aprendizaje en la educación no es como la pintan los libros, o sólo para la gente de la ciudad; sino que los proceso educativos pueden tomar un perfil radicalmente distinto si se atiende en un segundo plano el plan de materias y en primera instancia se abordan las necesidades de la región, con base en el perfil de la gente con la que se trabaja.
"No es que se nos ocurra la buena onda de hacerles el 'favor', tampoco es abrir una sede más para una maestría, sino que se trata de responder a iniciativas que tiene la misma comunidad y un programa educativo como éste apoya de manera directa el proceso local", señala Hernández.
La maestría se seguirá impartiendo en Verano de 2016, para aquellos interesados pueden acercarse al CIFS y preguntar por el Programa Intercultural Indígena con Óscar Hernández.
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