La simulación de una ciudadanía
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La simulación de una ciudadanía
El observatorio ciudadano Jalisco Cómo Vamos presentó el informe "Ciudadanía y Gobierno, dos que se conocen pero, ¿se mezclan?" Los resultados develan claroscuros que apuntan hacia una ciudadanía vulnerada, que participa y se interesa poco por la construcción de lo público y de su comunidad.
Por Dulce Nataly Figueroa
Las ideas kantianas dibujan al ciudadano como un individuo autónomo capaz de comprometerse frente a otros; un ser con libertad legal para obedecer únicamente a la ley a la que le ha otorgado su consentimiento y que no debe su existencia ni su conservación más que a sus propios derechos.
Después de proponer estas ideas, Augusto Chacón, director del observatorio ciudadano Jalisco Cómo Vamos, y el académico del ITESO especializado en transparencia, José Bautista, compartieron los resultados del reciente informe Ciudadanía y Gobierno, dos que se conocen pero, ¿se mezclan?.
El título, resaltó Chacón, tiene la intención de preguntarse si la entidad de Jalisco es posible como Estado, si en él las mujeres y los hombres como iguales son capaces de ser ciudadanos, de comprometerse unos con otros o si son esencialmente libres porque obedecen a una ley común que aceptan.
La realidad es que sí lo es, pero precariamente. La igualdad ante la ley parece más una utopía, la autonomía de los individuos es cotidianamente violentada por quienes imponen reglas y normas, y la vida de cada uno de los ciudadanos luce cómo dádivas de poderosos violentos que asesinan, secuestran y desaparecen con impunidad, dilucidó Chacón.
El informe, realizado por esta organización no gubernamental dedicada a medir el bienestar y la calidad de vida de los habitantes del Área Metropolitana de Guadalajara, contiene información recabada de varias encuestas sobre la percepción de gobierno y ciudadanía entre sí; cómo y cuánto cumplen las administraciones, qué tan inconformes se muestran los habitantes ante el incumplimiento de las obligaciones ciudadanas, las sensaciones de igualdad y discriminación, la opinión sobre la corrupción y la participación ciudadana en voluntariados, asuntos públicos y en elecciones.
En México existen bajos niveles de involucramiento ciudadano en asuntos públicos y el voluntariado es limitado. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el voluntariado organizado en instituciones sin fines de lucro en el país se incrementó 59 por ciento en los últimos ocho años, pero sólo 2 de cada 100 personas de 15 años y más se ofrecieron para hacer una labor por su libre voluntad en alguna de ellas.
El mayor involucramiento se da en la iglesia y en juntas vecinales, donde el 40 por ciento del voluntariado de la AMG se declara miembro de alguna parroquia o grupo religioso y la más baja participación, que representa al menos el 2 por ciento, se da en partidos políticos, asociaciones de asistencia social u organismos no gubernamentales.
Aunque hay poca participación voluntaria en asuntos públicos, la Encuesta Nacional de Cultura Cívica del 2020 del INEGI expone que el 55 por ciento de la población de 15 años y más declaró estar muy interesado o preocupado por asuntos del país.
"Este dato es relevante porque es obligación de los gobiernos promover la participación ciudadana, concebido como un derecho humano" dice Bautista.
En la Ley del Sistema de Participación Ciudadana y Popular para la Gobernanza del Estado de Jalisco se reconocen 16 mecanismos de participación ciudadana. En la práctica se ejercen no más de tres mecanismos, debido a un sistema permeado por la burocracia y la escasa difusión para que los ciudadanos puedan participar desde las instancias gubernamentales.
De las y los encuestados por el Diagnóstico sobre Corrupción en Jalisco, 9 de cada 10 personas consideran que México es un país "muy corrupto", igual número de personas consideran que las y los ciudadanos son: "algo o muy corrupto". Este dato disminuye considerablemente (a menos del 20%), cuando se preguntó: que tan corrupto se consideraba a quien respondía la encuesta. Como diciendo: "el problema son los otros, no yo", señaló Bautista.
Algunos de los factores que acogen la corrupción en México y en Jalisco, señalan los académicos, es el poco compromiso cívico, la carencia de valores, la falta de impartición de justicia e impunidad y la complicidad dentro y fuera del gobierno.
Las personas encuestadas también consideran que el gobierno no está realizando las labores fundamentales para mejorar sus resultados y combatir la corrupción e impunidad. El 74 por ciento está en desacuerdo o muy en desacuerdo que el gobierno aplica la ley a todos por igual.
De acuerdo con Bautista, la corrupción sucede también por la certeza de que los servidores públicos que no están siendo vistos, ni vigilados, porque sus actos ocurren en lo privado, alejado de la mirada de las personas.
"Uno de los incentivos que tiene la gente para participar en lo público es la moral. O por consecuencias prácticas como crear comunidad, con confianza y calidad de vida. Esos incentivos son claros, pero no hay ninguno ahora y estamos apelando a que la gente quiera participar sólo porque está bien", concluye el director del observatorio.
Construir comunidad no se percibe como una opción a la mano para resolver todo aquello que atribula a la ciudadanía. Esta publicación pretende indicar que hay un camino en la medida que ella participe y exija que la ley se cumpla.
Revisa el informe completo aquí: https://jaliscocomovamos.org/